Algo sobre la libertad de Carmen Sol


Al final de sus días, Horacio llamó a su único nieto al lecho de muerte. A éste, un chico de 14 años lleno de energía, no le gustaban los mítines de su rígido abuelo, pero esta vez acudió con mucho respeto a su lado, pues sabía que esas podían ser sus últimas palabras. Cual no fue su sorpresa cuando el anciano le dijo:

-Comienza cuanto antes a abrirte a lo desconocido, porque en ello hallarás enriquecedoras experiencias, te equivoques o aciertes. En la segura repetición sólo encontrarás un cómodo hastío. Querido hijito, no esperes a ser demasiado viejo para darte cuenta de que es más arriesgado permanecer en los caminos marcados, que aventurarte en por esos nuevos senderos que la vida pondrá a tu paso… si sabes verlos. Mi última voluntad es que seas tan libre para actuar, como yo fui esclavo del miedo.

Inolvidables palabras para aquel muchacho que hizo de la última voluntad de su abuelo un lema de vida.

Carmen Sol, Diario de los chamanes urbanos

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