Carta de Luis Cardoza y Aragón a André Breton



        Siento en las entrañas la vida pasada de México, como a veces siento mis entrañas sobre la piedra de sacrificios. Lo maravilloso es tejido con la misma materia que los días, los segundos y los siglos de México. Su misteriosa substancia forma lodos con el trajín de nuestros zapatos... y es que México nos sobrepasa terriblemente, dolorosamente, infinitamente... La imantación que crea en el aire la imagen que de México nos forjamos... Estamos en la tierra de la belleza convulsiva, en la patria de los delirios comestibles... La supremacía de nuestra naturaleza, de nuestro tiempo, de nuestra realidad indígena, es tan avasalladora y orgullosamente inclemente que nos ofrece hasta una nueva muerte distinta de las otras muertes. México tiene su muerte como tiene su vida diferente de las otras vidas... México es, poéticamente, como un inmenso parque teológico, con sus dioses sueltos, con sus fuerzas sueltas... Los ídolos y todos los generadores de amor y poesía saltan a su cielo... He necesitado de las matemáticas más severas del idioma para bosquejar a México apresuradamente. Le he pensado sobre las alas de las mariposas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mèxico nos sobrepasa. Saludos, buen hombre.

ANmiGuEL dijo...

Saludos

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