Guía del seductor, Edmundo González LLaca

Guía del seductor,  Edmundo González LLaca

“Un hombre de experiencia tiene un respeto religioso a las tentaciones, sabe que están hechas de los materiales más frágiles, ansias, alientos, rubores, sombras, pero construyen paraísos como piedra.”

“Hay ocasiones en que es pecado no pecar.”

“-¿Y qué voy a hacer con el hijo tuyo que llevo en el vientre?-, -pues si es mío, lo bautizas y le pones mi nombre. Y si no es mío, cuando menos será mi tocayo-”

“Busca lealtad, no fidelidad.”

“- El dolor siempre enseña, pero además ensancha el alma. Nos abre pasajes, atajos, cuevas y rincones del alma. Cuando se vaya el dolor esas mismas sendas quedarán listas para que en ellas caminen la felicidad y el placer. Cuando tú quieras puedes darte cuenta de eso- guardé silencio, para que se le grabaran las última frases y continúe -. Pero si deseas ser una buena aprendiz del dolor y quieres aprovechar sus bendiciones, es preciso que lo comprendas. El dolor es muy celoso, no quiere que lo comprendas y te invita a que te quedes sólo con él. Al final, en la soledad, trata de crecer hasta absorberte. No lo dejes crecer, no le hagas caso si te dice que no debes confiarme nada, si te argumenta que al fin y al cabo yo no padezco el dolor como tú. Te está engañando. Platícame y dime qué pasó. Huye del silencio como la más horrible de todas las pestilencias, él es también cómplice del dolor. Magdalena, háblame, ¿Qué paso? ”

“No hay feo ni chaparro que no sea pensativo.”

“Dios da lo que uno pide, pero él decide cuándo, dónde y cómo.”

“…no creo que haya nada peor en la vida, en el mundo visible ni invisible, que una mujer despechada y nada les cala más que la vanidad. Herirle la vanidad a una mujer es peor que mentarle la madre al diablo y al mismo tiempo echarle agua bendita. No se la acaba uno nunca. Es que la mujer da la vida y nadie, mejor que ella, sabe cómo destruirla.”

“…en el fondo de toda seducción está más el placer de someter, que el de gozar. La seducción me dije para mí mismo, es como el cielo, no es un lugar, sino un estado del alma en la que se pone en armonía la voluntad de una mujer con la nuestra. Ése era el orgasmo y lo verdaderamente importante en la seducción. Ese pequeño momento en que convertimos a la mujer en nuestro espejo.”

“Con la seducción se compra un boleto eterno a la incertidumbre.”

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