“Un sabio nunca discute. Dice lo que ha dicho. Si no le creemos, no insiste y de retira. En seguida retorna a la carga de una manera indirecta.”
“En el fondo, la verdad es que no puedes curar a nadie. Solo la propia persona puede curarse. Tratar de ayudar al otro exige una gran humildad porque, en el camino de su curación, tú debes de desaparecer más y más para permitirle curarse a sí mismo. Debes acompañarlo por sus propios meandros e impulsarlo hábil y discretamente hasta que llegue a auto curarse. Debes convertirte en “cubo de basura” y dejar que deposite en ti sus suciedades internas.”
“El deseo de posesión es uno de los principios donde reposa el dolor. Querer poseer no es amar. Amar al otro es estar contento de su existencia y de su realización, mientras que querer poseerlo es desear su extinción buscando incorporándolo a nosotros.”
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